Las estrellas mas brillantes y sus poemas

Publicaré aquí los poemas, relatos, pinturas, manualidades, fotos, todo lo que me vayan dejando los amigos de mi "Mirada Sencilla".

Tengo entre mis seguidor@s, auténticos poetas, creativos, novelistas, artesanos, pintores, jardineros, cocineros, especialistas en plantas y todos con un noble corazón y mucha mucha sensibilidad en el alma.

Gracias amigos por sus poemas, sus fotos y en general por cualquiera, de sus muchos detalles de amistad.

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En mi otro rincón, tienes una amiga... si te apetece, claro.

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miércoles, 13 de abril de 2011

"AMANTES"



Ya hace varios años, y aún recuerdo como nos conocimos.

Mientras yo viajaba en el autobús, ella coincidió en el mismo trayecto con su descapotable… era imposible no fijarse en aquel flamante deportivo negro y sobre todo en aquella, aparentemente extravagante mujer que escondía sus ojos tras unas gafas oscuras y sin embargo marcaba sus labios con un embaucador color rojo intenso.

Durante gran parte del trayecto, ambos vehículos iban a la par y reconozco que me era imposible contemplar otra cosa que no fuese ella… me intrigaba...

Cuando al fin me bajé del autobús, contemplé cómo ella estaba aparcando y con más ímpetu que yo, se dirigía al edificio donde yo trabajaba… Durante unos pocos minutos fui caminando tras ella y pude observar su figura… alta y bien formada… su cabello, largo y oscuro, marcaba un extraño ritmo entre el suave viento y sus pasos inquietos que eran rápidos y seguros a pesar el tacón que calzaba, que sin ser muy alto, estilizaban aún más su figura

Me dirigí a la puerta de personal y ella a recepción y allí le perdí el rastro pero me quedé con el recuerdo de su imagen y con algo del aroma de su perfume… 

A los tres días, sucedió lo que jamás podría haber sospechado y es que ella me estaba esperando… bueno, no a mí, si no lo que yo representaba… un problema, una consulta, un asesoramiento… y allí se presentó Alicia

Hablaba de forma clara pero rápidamente y sus problemas sólo requerían un poco de atención por mi parte para solucionarlos, así que no sé si de forma consciente o no, delante de ella hice dos llamadas de teléfono y quedé en darle una solución al día siguiente. Le pedí el teléfono para confirmárselo y dicho sea de paso, para volver a escucharla lo que yo pensaba sería la última vez.

Al día siguiente ella se presentó nuevamente para ver cómo había ido todo y yo aún no tenía la respuesta, así que volví a llamar y la solución no se hizo esperar… todo estaba arreglado y así se lo comuniqué. Ella me invitó a tomar un café como prueba de agradecimiento, cosa a la que yo acepté encantado… 

Lo cierto es que apenas recuerdo de lo que hablábamos… ella escondía sus ojos tras unas gafas de color azulado y sin embargo mantenía su sonrisa de una forma brillante y embaucadora… pero sí me acuerdo que en aquel encuentro fue ella quien me besó… y yo respondí con ganas a aquel beso.

Desde entonces, se han sucedido cientos, miles de llamadas, de mensajes, de correos, de cafés y paseos, de tardes de risas y puestas de sol, y un jueves de cada dos, encerrados en la habitación 14 del Hotel Royal. En aquel lugar fue nuestro primer encuentro y desde entonces se convirtió en nuestro santuario… las sábanas de satén rosáceo, la luz tenue al impedir al sol que entrase por las ventanas tras correr las cortinas… la ducha en la que cabíamos los dos al mismo tiempo… 

Me gustaba deslizar mis manos por su piel y contemplarlas mientras se escondían bajo su translúcida lencería mientras ella me susurraba con su eterna sonrisa “te quiero”… Tal vez aquellos momentos, donde todo quedaba fuera, en la calle, era la única realidad que ambos deseábamos vivir.


Sí… varios años viviendo ese amor con una intensidad que jamás ninguno de los dos habríamos predicho… y un día, el pequeño hotel cerraba sus puertas… la habitación 14 no volvería a recibirnos y el santuario de nuestro mundo íntimo desaparecería para siempre… 

Seguirán las llamadas, los correos, los cafés, los paseos, las puestas de sol, algún fin de semana en lugares recónditos, pero aunque podamos visitar hoteles de lujo, siempre echaremos de menos nuestro mundo en la habitación 14 de viejo Hotel Royal..